Carta a Lorelay

 Oh my god...

 De jenniferguay@hotmail.com a lorelayfinaestoy@gmail.com

 Lorelay, cielo, acabo de entrar en casa y te lo tengo que contar. No te vas a creer lo que me ha pasado. Me acabo de encontrar con Miriam y me ha dicho que el finde subió por no sé qué ruta hasta un mirador de vértigo. Yo es que oigo vértigo y me tengo que sentar porque me caigo redonda. Tú ya sabes. Pero ella parecía encantada. Ahí donde la ves, all fashion, con sus uñas pintadas de rojo brillante, los tacones de aguja, la falda tubo... Los ojos casi se me escapan de la cara. He intentado desvestirla pero no he conseguido ponerle esos horrorosos pantalones de monte, su cuerpo los escupía sin miramientos y se empeñaba en ponerle un mini short monísimo. El Moschino que le colgaba elegante del hombro se ha negado a transformarse en una vulgar mochila y ni hablar de ponerle uno de esas horribles chaquetas o calzarle una botas de monte. Los pies me miraban con sorna embutidos en el charol rojo de sus Prada y se reían de mí a la cara. Insolentes de mierda (¡uy perdona! pero es que estoy ofuscada), pero la verdad es que entendía muy bien lo que querían decirme.

 Ya sabes que se ha echado un novio nuevo. Él es el culpable. Ha parloteado como una cotorra sobre el sendero, estrecho y empinado, un pasito detrás de otro, unas risas aquí, un besito allá... Luego ya sin risas porque le faltaba el resuello, que casi no podía respirar, ¡que incluso sudó me ha dicho! Qué vulgaridad... Yo no puedo ni pensarlo. Oh my god...

 Sí, lo sé, yo he pensado lo mismo, pues hay que tener ganas de pasarlo mal, chica. No lo entiendo, para nada. Ahogarte durante tres horas de caminata cuesta arriba por un bosque donde vete a saber qué animales y peligros hay. Y todo para ir a un mirador a ver árboles, piedras y ríos. ¿A ti te entra en la cabeza?  Please...

 Pues tenías que haberla oído, ella encantada, oye, como te digo. Yo, como quien no quiere la cosa, le he dicho que estaba flipando con lo que me contaba. Que a fin de cuentas para ver un árbol, un río y respirar no hay que ir a ningún sitio, que ya hay parques sin tener que sudar. Y el monte... no sé, si es bajito mejor, menos costará subir y además, de lejos se ven perfectamente. Sin esfuerzo.

 Mira, guapa, le he dicho, yo si quiero sufrir me hago una sesión de depilación láser y por lo menos mato dos pájaros de un tiro. Y si quiero sudar me voy a una sauna que es más cool y la foto queda mejor en Instagram. ¿No te parece? Y me he dado la vuelta y me he marchado. La he dejado allí plantada con la palabra en la boca, pero es que no podía más. Porque esa no era mi Miriam, no sé que ha hecho con ella, pero esa pava no era ella. Así te lo digo...

 Aún estoy que alucino. I can't belive it, tía. En fin, espero tus noticias. A ver si quedamos, lindísima, y catamos un smoothie en la avenida. Bye, bye!

Autoría: Argiñe Areitio.

7 comentarios:

  1. ¡Ja,Ja! Pijas con pedigree. Muy divertida

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  2. Excelente ejercicio de estilo, Argiñe. Me anoto las palabras "parlotear" y "cotorra", que no suelo usar muy a menudo. ¡Gracias!

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  3. Purificacion Minguez Losua12 de noviembre de 2020, 14:50

    Jajajaja...Si le cambias la ropa de marca por la misma pero de Mercadillo soy yo rediviva.
    Es cierto que la hazaña a veces tiene más de pose que de esfuerzo
    Me encanta la ironía y el texto tan ágil
    Genial

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  4. Me ha encantado. Que agilidad. Hablas de un montón de cosas, las cruzas, le das intensidad y rapidez, le pones humor...¿Que más?

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  5. Gracias a todos. Me habéis hecho sonrojar, y me encanta que os haya gustado. Reír un poco es la mejor medicina, ya sabéis. Argiñe

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. No puedo o no sé eliminar, así que vuelvo a escribir. A mi tb me ha gustado y es que sabes hacernos reír tan fácil... Gracias.

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