No sé qué día es hoy, no lo sé. Paso el tiempo en una febril ensoñación.
Ella llena todos mis pensamientos y, cuando cierro los ojos, veo su
rostro. Es un rostro de una perfección clásica, como solo Fidias podría
haber esculpido. Veo su cabello del color de la noche y su nívea e
inmaculada piel. Cuando llega, lo hace con la elegante suavidad de la
bruma que flota sobre el estanque al amanecer y cada roce de sus manos
provoca en mí un éxtasis que bordea el paroxismo. Ya no recuerdo cómo
la conocí. Supongo que alguien nos presentó cuando llegué a esta casa,
pero tampoco recuerdo para qué vine. En realidad, me da igual; ahora
vivo aquí y ella es lo único que me importa.
"Ligeia murió"
¿Murió? Yo no lo creo.
La vi anoche.
Autoría: Jan Tilkut
Ciertamente no necesita imagen.
ResponderEliminarQue inquietante. Te engancha desde el principio, y el final espectacular. ¡Perfecto!
ResponderEliminarSe puede imaginar...
ResponderEliminarUn ejercicio de intertextualidad notable.
ResponderEliminarGracias a el he vuelto a leer el relato de Poe.
Hay tantas fuentes para beber y tanta sed que calmar
Cuando un autor nos atrapa siempre deja su rastro y si andamos por su camino también nos marca su huella
Brillante trenzado de prosa y haiku. Me gusta
ResponderEliminarSobran las palabras. Sentir, percibir, no morir... eternamente vivir.
ResponderEliminar¡Gracias, compañerxs! Keep on writing!
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