Fue evidente en sus primeros años de vida. Siempre callado, era capaz de manipular en su favor cualquier sentimiento, acción, palabra o gesto. Se hizo fuerte, como un acorazado. Tenía una única debilidad: su pasión por el mar.
El mar olía como una vela hinchada que hubiera aprisionado agua, sal y un sol frío. El mar tenía un olor sencillo, pero al mismo tiempo grande y singular, por lo que Grenouille no sabía si dividirlo en olor a pescado, a sal, a agua, a algas, a frescor, etcétera. (2)
Fue ese mar también el que apaciguó en Grenouille aquella maldad innata. No sabría decir si fueron sus olas cargadas de ritmo, el estruendo al chocar contra los muros del puerto, o tal vez los brillos que el sol se empeñaba en hacer bailar en el horizonte, pero el caso es que domesticó su carácter y lo convirtió en un jovencito soñador que hablaba con su gato de otros mundos allende los mares.
-¿Ves ese barco, Zorbas?¿Sabes de dónde viene? Pues de Liberia, que es un país africano muy interesante porque lo fundaron personas que antes eran esclavos. Cuando crezca, seré capitán de un gran velero e iré a Liberia. Y tú vendrás, Zorbas. Serás un buen gato de mar. Estoy seguro. (3)
Era inevitable, pues, que su vida siguiera los caminos salobres marcados por la espuma y los chillidos agudos de las gaviotas. A los 16 años se inició como grumete a las órdenes de un viejo lobo marino con el que empezó a conocer otros mundos.
La Costa Azul le excitaba como ningún otro lugar en el mundo le había excitado al verlo. Y, de hecho, era tan exigua: una simple curva en la costa mediterránea cuajada de nombres maravillosos, engarzados como cuentas en un collar... (4)
Junto al viejo capitán aprendió a comprender los rugidos del mar y también sus susurros zalameros; a hablar con las estrellas y a leer en las nubes y el cielo.
No es verdad que el cielo sea indiferente ante nuestras preocupaciones y deseos. El cielo está constantemente enviándonos señales, avisos, y si no atendemos los buenos consejos es porque la experiencia de un lado y de otro, es decir, la suya y la nuestra, ha demostrado ya que no merece la pena esforzar la memoria, que todos la tenemos más o menos débil. (5)
Visitó lugares recónditos, conoció a gentes con pieles de colores inclasificables, tratantes y traficantes, viajeros y mercaderes, y, más importante, se topó con sus otros yo.
–Maktub –dijo finalmente el Mercader.
–¿Qué significa eso?
–Tendrías que haber
nacido árabe para entenderlo –repuso él–. Pero la traducción sería algo así
como "está escrito". (6)
Sin duda, estaba escrito. Transcurrieron los años. Hacía tiempo que el niño malvado había muerto para dar paso al joven soñador que pronto sucumbió ante la fuerza del adulto resuelto. Pensó que había llegado a donde tenía que llegar. Y entonces, un día que leía en el muelle, se miró en el espejo de las aguas y se dio cuenta de que ahora era un viejo sabio que se paseaba envuelto en espuma de mar. Fue todo un descubrimiento.
Entonces decidió que
por ese día ya no hablaría con nadie más y se quitó la dentadura postiza, la
envolvió en un pañuelo, y, apretando los libros junto al pecho, se dirigió a su
choza. (7)
Antes de entrar, lanzó una última mirada hacia atrás, al espejo marino casi negro, calmo y traicionero. Fue consciente de que en él que se habían quedado encerrados aquel niño malvado, el joven soñador y el adulto resuelto. Y se sintió muy solo. ¿Qué sería del viejo sabio?
Las nubes se estaban acumulando ahora para la brisa y miró adelante y vio una bandada de patos salvajes que se proyectaban contra el cielo sobre el agua, luego formaban un borrón y volvían a destacarse como un aguafuerte; y se dio cuenta de que nadie está jamás solo en el mar. (8)
Tomaré tu alma en mis manos, un color se posará sobre mi hombro y te llevaré conmigo con suma delicadeza. Esto tal vez te sorprenda: un grito dejará su rastro en el aire. Después, solo oiré mi propia respiración, y el olor, y mis pasos. (9)
Autoría: Argiñe Areitio
1 y 2. El perfume.
Patrick Süskind
3. Historia de una
gaviota y del gato que le enseñó a volar. Luis Sepúlveda.
4. El talento de Mr
Ripley. Patricia Highsmith.
5. El viaje del
elefante. José Saramago.
6. El alquimista.
Paulo Coelho.
7. Un viejo que leía
novelas de amor. Luis Sepúlveda.
8. El viejo y el mar.
Ernest Hemingway.
9. La ladrona de
libros. Markus Zusak.
¡Un recorrido por la literatura en formato de relato propio! Gran trabajo en múltiples etapas: Selección de extractos, ordenación y composición, y brillante resultado final.
ResponderEliminarEskerrik asko, Mikel. He disfrutado mucho haciéndolo, ha sido un verdadero e inesperado placer.
ResponderEliminarCreatividad y documentación en un mismo texto, ¡enhorabuena!
ResponderEliminarArgile, Siempre me descubres una nueva manera de enfrentar el reto de escribir.
ResponderEliminarMe ha encantado
,Excelente trabajo! Una cuidada recopilación trasladada a un universo propio
ResponderEliminarAparte del trabajo de documentar,unirlo después de forma que enganche al lector. Nada fácil cuando hay tantos textos,y lo consigues.
ResponderEliminarMuy buena idea y elaboración en un relato independiente. Enhorabuena!!
ResponderEliminarGracias a todos, ha sido un placer escribirlo y compartirlo.
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