Otoño londinense

  Hace ya varios años que estuve en Londres con mi madre y mi hermana; fue la primera vez que visité la ciudad. Medio año antes, mi padre que no era fumador, bajó de casa a comprar un tinte para su pelo. O eso nos dijo, porque no volvimos a saber de él hasta pasados tres meses, cuando una vecina de vacaciones por Estepona, le reconoció colgado de una mulata.

Un par de meses después llamó a mi madre suplicando que le dejara volver, la mulata se había ido, llevándose consigo la dignidad y el dinero de mi padre. Mi madre le dijo que sí, que volviera, que le estaban esperando en la comisaría para que respondiera de la estafa que había dejado.

 Y no volví a saber nada más de él.

 Cuando visitamos la ciudad, mi madre nos contaba anécdotas y curiosidades de los lugares a los que íbamos, no en vano ella había nacido aquí. Con veintiséis años conoció a mi padre, se enamoraron y se trasladaron a España; mi madre había conseguido un excelente trabajo en una multinacional británica y mi padre al socaire de ella, como siempre. Luego se hizo pintor; no recuerdo que vendiera nunca nada. Sin embargo, se relacionaba en esos mundos bohemios, de calle... en fin, de vivir como Dios gracias a ella.

Caminábamos los tres por Rosebery Avenue cuando se detuvo junto a la cabina telefónica.

 - “Continúa todo igual. Qué recuerdos me trae este lugar”.

 Sus ojos, un poco brillantes, recorrían aquella esquina londinense con el sentimiento de que ya nunca volverá a ser, para siempre será “fué”, lo que mi madre visualizaba en su interior.

 - “Aquí, en este local, Antoni & Alison´s, nos reuníamos mis amigas y yo a tomar café. A veces con pastas, pero sólo los fines de semana porque eran muy caras. Contábamos nuestras confidencias, hablábamos de nuestros estudios, de nuestras cosas, y de muchos planes que se quedaron ahí, en el interior”. - No se si refería al local o a ella. - “Desde esta misma cabina, llamaba a vuestra abuela siempre con alguna disculpa inventada, intentando que me permitiera regresar un poquito más tarde. Ya veis que poco ha cambiado todo”.- Leire sonreía.

 Hoy, en este día lluvioso del frío otoño londinense, he recordado de nuevo a las dos que me esperan en casa.  Mientras abotono mi abrigo, me dirijo a coger el autobús que me llevará al aeropuerto.

He conseguido juntar unos días libres en mi trabajo, aquí, en Antoni & Alison´s, y los voy a aprovechar para ir a Bilbao. Por supuesto, con unas pastas en la maleta para ama.

 Ah! Y una bufanda para Leire.

Autoría: Alberto Ereña

1 comentario:

  1. Un buen enlace entre Bilbao y Londres, con estilo, ambiente e historia... y sin pasar por el Athletic, jajajajajaja

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