No sabíamos en qué trabajaba.
Muy pobre para nuestra barriada.
Levantaba nuestra desconfianza.
Pero algo había que no concordaba.
Cada tarde, sus hijos le esperaban.
Mirando la calle, horas pasaban.
Sus caras pegadas a las ventanas.
No es malo alguien,... a quien tanto amaban.
Descubriendo nuevas facetas,Mikel.
ResponderEliminarAdmiro a los que se atreven con la poesía y te animo a continuar, ha quedado preciosa.
Me encanta la foto, es preciosa, y le va que ni pintada a ese texto que has escrito. Sucinto y preciso, has contado muchísimo en pocas palabras.
ResponderEliminar¡Gracias, por los amables comentario y los ánimos que necesitamos los noveles que osamos escribir pequeñas poesías!
ResponderEliminar