Conversaciones a cuatro voces

– ¿Tú sueles hablar contigo misma?

La interpelada, Izaskun, levantó la mirada del café con leche al que había añadido un sobre de sacarina. Sus cejas apuntaban al infinito, parecía que cualquier excusa sería la adecuada para que salieran disparadas fuera de su cara.

 –¿Conmigo misma? –repitió ella mientras la cucharilla mareaba el café– Claro, como todo el mundo. Porque todos lo hacen, ¿no? –preguntó con cierto gesto de espanto en la cara.

- Sí... no sé... supongo... yo sí, desde luego. Pero bueno no me refería a esos pensamientos que nos dedicamos a nosotros mismos, yo hablaba más de conversaciones como dios manda... –apostilló Mirentxu con cierta prudencia. Ambas eran amigas desde la infancia. Habían ido juntas a la escuela desde que tenían memoria, y aunque luego, de cara a la universidad, cada una había tomado caminos diferentes, sus vidas se habían construido en paralelo, cerca la una de la otra.  Se lo contaban casi todo, siempre hay que mantener ciertos secretos en la recámara, y ambas sabían que podían confiar en la otra para lo que hiciera falta. Pero en aquel momento, con aquella conversación, ambas comenzaron a sentirse un tanto vulnerables. Mirentxu no tenía muy claro y no tenía muy claro por qué había soltado el tema así, a bote pronto y sin pensarlo demasiado.

 Las cejas de Izaskun variaron su posición, ahora se juntaron arrugadas en el entrecejo y el movimiento de la cucharilla freno en seco y generó un tsunami de café con leche.

 –Pues no sé de qué hablas... ¿Qué tipo de conversaciones mantienes tú contigo misma? – le espetó ahora con cierta rudeza. O así se lo pareció a Mirentxu. Esta se dio cuenta de que se había metido en camisa de once varas. "Tonta, más que tonta –le dijo esa otra voz que era ella misma en su cabeza–. A ver ahora cómo sales de esta".

 – Sí, bueno, ya  sabes, seguro que a ti también te pasa, ¿no?, que te miras al espejo y hablas contigo misma –la voz dentro de su cabeza comenzó a reírse, a carcajadas. "Serás lerda..." –le dijo entre risa y risa.

 –¿Frente al espejo? ¿En voz alta? –los gestos se desmadraron en el rostro de Izaskun, eran como una marea imparable.

–Sí... no, en voz alta no, claro, ya sabes, mientras te maquillas y estás pensando en lo que tienes que hacer ese día... –"Yo suelo hablarte de eso y de mucho más guapa", recitaba sin parar esa vocecita interior, impertinente como siempre.

 –Pues eso, los pensamientos de todo el mundo. Por un  momento me has asustado, he pensado que oías voces o algo así, Mirentxu.

 – ¿Voces?, no, que va, ¿estás tonta?¿Cómo voy a oír voces dentro de mi cabeza? Ni que estuviera paranoica o loca. Por cierto –añadió mientras cambiaba hábilmente de tema y miraba el reloj–, tenemos que irnos, guapa, hemos quedado dentro de un cuarto de hora con Adela y si no salimos ya, no llegaremos a tiempo...

–Sí, es cierto. Voy al baño, vuelvo en un pispás –aseguró Izaskun al tiempo que se levantaba.

Mirentxu se quedó sola, que no en silencio. "Te creerás que has conseguido despistarla –parloteaba su otro yo–, porque ahora te mirará como si fueras un bicho raro. Que lo eres, ja, ja, ja, de eso no tengo dudas". "¡Calla ya!", masculló Mirentxu en voz baja para que nadie la oyera.

Mientras tanto, Izaskun se limpiaba las manos en el baño. Mientras se secaba las manos, se miró en el espejo.

- Ostras, tía, por un momento he pensado que Mirentxu sabía lo nuestro –se dijo a sí misma en voz alta. "Pues yo creo que lo sabe –sonó su voz interior–, si no, ¿Por qué coño ha sacado el tema? Para mí que se ha dado cuenta de algo...".

 Izaskun suspiró. ¡Dios, que difícil era la convivencia consigo misma!

Autoría: Argiñe Areitio.

4 comentarios:

  1. Muy bien Argiñe; bien traído.
    Si dijéramos claramente que tenemos otro yo, los demás se reirían. Doy por hecho que todos lo tenemos pero...a ver quién se atrae.

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  2. Pues deberíamos atrevernos todas.... Gracias Argiñe.

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  3. jajajajajajaja, nadie quiere ser el primero en dar el paso, temeroso de ser considerado un loco cualquiera. Con lo placentero que estar un poco loco y al margen de lo convencional...

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