El muñeco de nieve

A través de la ventana todo parece teñido de un inocente manto inmaculado. El clima ha decidido, quizás envalentonado ante el silencio de las calles, igualar el paisaje que contemplo, convirtiéndolo en una página en blanco. Los tejados, desdibujados, se juntan como buscando abrigo, uniendo los edificios, que parecen acortar las distancias. Solo una franja de arena delimitando el contorno del mar se resiste, poniendo una pálida nota ocre a la escena.

El silencio pesa. Todo asemeja desacompasado en esta estampa de navidad tardía, a deshora. Tan difícil es encontrar el ritmo, que hasta los pájaros han cesado de cantar a la vida, preservando el aliento para mejor ocasión.

Sobre mi escritorio reposa una libreta, también inmaculada. Con su vientre pautado de surcos, esperando la simiente de algún ajado diccionario. Las letras, bajo cero, se convirtieron hace días en carámbanos. Y la tinta, que impulsaba el mercurial azul, yace congelada, incapaz de llegar al punto de ebullición con el que solía, a borbotones, reflejar mis historias.

Afuera, mi vecino cava en su jardín una trinchera. Quizás sueñe también con algún regreso. Otro repasa el techo del coche una y otra vez, invocando el viaje postergado.

Pasa una ambulancia por el fantasmal paisaje, replicando el miedo sobre el tímpano con su cruel sonido. A lo lejos, en las afueras, donde se orilla la vida, la máquina del hospital devuelve una línea nívea e impoluta a través del monitor. La bata blanca se estremece por dentro, allí donde el cuerpo se cobija herido por  la fatiga y el dolor.

Solo la lágrima de un niño devuelve tras un cristal, confundida entre mil gotas que se asemejan a ella, una transparente calidez. Recordándome como el ser humano puede aún contagiar calor. Aunque solo sea a través de la tristeza de un niño, al que han prohibido levantar, una año más, su muñeco de nieve.

Autoría: Purificación Mínguez.

3 comentarios:

  1. Metáforas continuas, poesía... no se describirlo. El resultado es precioso, leer y releer; y cada nueva lectura descubres nuevas sensaciones. Muy bonito.

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  2. Es que aunque escribas prosa, lo tuyo es pura poesía...

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  3. Eso, ¡qué más añadir! Estoy de acuerdo con Antonia.

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