Acompaño a tu sombra hasta la esquina.
Hasta el recodo en el que tu figura,
expuesta ante el diurno abrazo, se
presta.
Acompaño a tu sombra en el tañer del
mediodía,
alargando el silencio hacia el ocaso.
Y me expando con ella y me alzo
estilizando mi amor acompasado.
Sé que esta sombra solo es un pequeño
esbozo en negro y blanco,
pero a mi me basta para seguir tus
pasos.
Solo carne eres ya en mi memoria,
huesos, piel y rojo fruto, ahora
desdibujado,
en el efímero y neutro contorno de tu
forma.
Negándome a palpar la realidad que
fuiste
saboreo hoy el molde tibio que te evoca;
persiguiendo los objetos que absorbes y
delineas.
En este duelo incruento, a cielo
abierto,
que es ya solo velo gris, vencido por el
paso de las horas,
mi sombra se confunde con tu sombra.
Duplicando la batalla, ignorando
generosa,
cuán enemiga fue
mi historia de tu historia.
En la hoguera del olvido muere el día,
dejando tu color del color de las
cenizas.
Solo sombra mellada por la esquina
que hoy separa, tu calle, de la mía.
Autoría: Purificación Mínguez.
El recuerdo apoyado en la sombra; muy elegante. Que evocación más bonita.
ResponderEliminar...las sombras son tan expresivas, tan intensas. Son pura poesía.
ResponderEliminarEvocas tanto cuando escribes....
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