Nota de la autora
“Este texto contiene
imágenes explicitas de ilusiones, gran carga de emociones, y un sinfín de
realidades que pueden herir el ánimo, o elevarlo, dependiendo del estado
emocional del lector. Se ruega a quien lo lea, tenga a bien protegerse ante sus
inclemencias. La autora se reserva el derecho a confundir, extasiar y excitar
los sentidos hasta extremos desconocidos, no haciéndose cargo de los efectos
futuros, que por su contenido, puedan
cambiar el estado anímico del que se acerque a estas letras.”
La clase magistral
Las luces se encendieron puntualmente. La hasta ahora
desierta sala se fue llenando de alumnos variopintos. Algo desmadejados, debido
al madrugón que suponía la clase de Don Barrunto Suspenso, el Catedrático
Sideral de La Universidad Jones Co en Indiana (EEUU). Perito también en Lunas,
dato importante, como luego explicaremos. Una especie de agrónomo espacial de
altos vuelos que no acostumbra prodigarse en charlas.
Se acercó hasta el estrado Dº Barrunto con ese aire
despistado, no exento de cierta concentración intelectual, con la que suelen
hacer entrada los genios. Generando el inquieto silencio que provocan más de cien
personas intentando, sin éxito, que sillas folios y plumas no interfieran en la
seriedad del momento.
Dº Barrunto, ajeno a esos esfuerzos, intentaba a su
vez hacer memoria de donde podría haber dejado las gafas de ocho dioptrías,
mientras que otra neurona de su cerebro se esforzaba en recordar, el lugar
donde se encontraba y cuál era el motivo.
La pantalla con gráficos introducía detrás del escenario
una tenue luz verde, imprimiendo en el rostro del profesor, una macilenta y
espectral pose, como de ser llegado de otro mundo. Asunto no exento de cierta
veracidad. Aunque los alumnos desconocían ese dato, y quién más, quién menos, lo
achacaba a la mala salud por los muchos estudios y poca aporte de vitamina D,
característica habitual entre sabios científicos de postín.
Tomó Don Barrunto la palabra en cuanto el murmullo cesó,
agradeciendo a los asistentes su presencia mientras daba un sorbo del jarrón
minimalista colocado en la peana, y que acogía un cactus, emblema de la
Universidad.
Distinguido Claustro.
Colegas. Alumnos y alumnas de esta universidad. Hoy estamos aquí para explicar
cómo se crea un mundo. Esta clase magistral servirá como nota para todos los
asistentes que cursan el postgrado de Perito en Lunas y a los que deseo desde
ahora un buen aprovechamiento
En esta
materia, tan novedosa pero no menos importante, al finalizar mi charla habrá un
turno de preguntas. Hasta entonces ruego a los asistentes que vayan tomando notas.
El tema, como ustedes saben, es extenso. Su articulado está en esta ponencia
repartido en fases, cada una de las cuales guarda relación con la anterior, de
tal modo, que el obviar alguna de ellas desbarata el conjunto. Por ello les insto a que estén atentos a mis palabras y dejemos para el final los “flecos
“y dudas, que esta materia en concreto, despierte en ustedes.
Crear un
mundo es fácil, si uno sabe cómo. Todos somos, en esencia, reyes de la
creación. Hoy, a través de este esquema sobre el que tratará mi charla,
descubriremos como alcanzar el éxito en esta empresa.
Básicamente se
basa en una propuesta científica de cinco pasos.
Primero
Para crear un
mundo hay que destruir otro. Se ha refutado científicamente en este último año,
a través de algoritmos matemáticos, que no nos cabe un mundo más en el cuerpo. Certeza
que aporta como conclusión que solo destruyendo uno se puede generar otro. Esto
está basado en la antigua ley del “Quítate tú pá ponerme yo “de la que les hice
participes, en su enunciado, en anteriores encuentros.
Segundo
El mundo a
destruir ha de ser aquél que contenga todas las características contrarias al
de nueva creación, evitando así, contagios o restos ideológicos y prácticos que
se filtren en nuestro esquema, mermando la eficacia del invento. En este punto
es importante el componente llamado olvido, compuesto a su vez de:
Grado 1 En cuanto a desmemoria.
Grado 2 En lo que atañe a desequilibrar su
entendimiento. Renombrándolo y atribuyéndole fallos que no poseía y destilando entre los adeptos en su día, cierta
decepción y abulia por conservarlo.
Tercero
Crear un
entramado, a modo de red, para difundirlo. Ningún mundo interior procura el
éxito. Este punto marca el ecuador, y pivota a modo de bisagra sobre todo el
desarrollo del proyecto. Como un cajón desastre (así escrito, todo junto) en él
se volcarán las nuevas hechuras del magma, toda la sopa cósmica que
eclosionará, dando lugar a ese nuevo universo que regirá otras vidas futuras.
Cuarto
Nombrarlo. No
existen mundos sin identidad. Desconfiad de las normas que dictan que todo está hecho, que todo está dicho. Mezclar
eslóganes, distorsionar ideas, generar etiquetas en que el anverso y el reverso
del mensaje se solapen sin solución de continuidad. El desconcierto alcanzará
un ritmo, no lo dudéis, que resurgirá en forma de Nuevos Tiempos, antesala de
La Creación, que es a su vez soporte de toda la estructura de cualquier mundo,
como bien sabéis.
Quinto
No hay quinto malo. Si habéis llegado hasta aquí, solo
queda protegerlo. Otros Creadores, en justa lid, se postularán para obstruir el
intento. Debo, en este punto, hacer hincapié en lo proceloso que puede volverse
este apartado. A esas alturas, el cansancio (recordad aquel mundo en que el
Creador al séptimo día descansó)
intentará hacer mella en vuestro espíritu. Se descolgarán del proyecto
figuras, bien porque se ensimismen en su propia complacencia, optando por la
introspección paralizante, ó bien, porque recurran al socorrido ojo por ojo,
prometan hermosas huríes (dejando atónitas al numeroso componente femenino,
poco dado a valorar tamaña recompensa) o
simplemente se nieguen al cambio, olisqueándose el corta y pega eterno.
Finalizaré
esta clase instándolos a considerar estos puntos como un primario esquema
mental, dejando a su imaginación desarrollarlos en la medida que las
circunstancias se lo permitan
Para finalizar esta clase, recordarles la
bibliografía que me he permito recopilar y en donde, a través de una lectura
pormenorizada, podrán ustedes encontrar
más claves que les ayuden en este nuevo logro.
Son ustedes aprendices.
Peritos en Lunas futuros. Creadores de mundos. Nada más puedo aportar. Les dejo con El Maestro.
Criatura hubo que vino
desde la sementera de
la nada,
y vino más de una
bajo el designio de una
estrella airada.
En una turbulenta y
mala luna
cayó una pincelada
de ensangrentado pie
sobre mi herida,
cayó un planeta de
azafrán en celo,
cayó una nube roja
enfurecida,
cayó un mar malherido,
cayó un cielo
Miguel Hernández
(Perito en lunas)
Bibliografía :
Asaltar los cielos
Tercer tomo de la
trilogía Yo sí que pude
Autor: Dº Colirio Convento
Fresco
Editorial Latraca
Autor: Dº Canuto Prendido
Editorial
Filospan
Autor: Dº Matrusko Gorrinobeitia
Editorial Lokatis
El votar se va a acabar
Autor: Dº Lanudo Cerrojal
Editorial: Soldecara
No les votes que llevan chanclas
Autor: Dº Pijote Caramelote
Editorial Memudo
Autoría: Purificación Mínguez.
Yo ya me he apuntado a un máster en cinesiología aérea con especialización en estratocúmulos y nimboestratos. Como sabrás es uno de los primeros pasos para crear inmundo nuevo. A ver si consigo licenciarme con buena nota, jajajajaja. Gracias por hacernos reír un poco, Puri. El poema de Miguel Hernández es exquisito, un buen contrapunto totalmente inesperado.
ResponderEliminarMuy original,Purificación.
ResponderEliminarY la Bibliografía es buenísima.
Enhorabuena. Cojas el asunto que cosas,lo bordas.